A mi me pasan dos cosas cuando voy al cine: no quiero aburrirme ni quiero salir de esa sala sin haber aprendido algo o sentirme diferente sobre algo que sucede en el mundo. Cuando me dieron dos entradas para el Tribeca Film Festival me dijeron
escoge y fue Paraiso Travel. Lleve a Ben, quien de por si no ve peliculas con subtitulos pero accedio por que era nuestro dia juntos. Cuando nos sentamos en posiblemente el teatro mas pequeno de ese cine, estaba repleto y al ver gente buscando donde poder sentarse pense que habia hecho una buena decision, pero me reitero el sentimiento 10 minutos antes de que empezara la pelicula, Michael Moore (Fahrenheit 911, Bowling for Columbine dude) entrando a la sala a tomar uno de esos asientos mal parqueados en las esquinas.
Y Travel no me decepciono, sino todo lo contrario. A casi 2 horas de el comienzo de la pelicula habia reido (a carcajadas) y llorado (con lagrimas) a demas de muchas otras cosas que senti viendo una pelicula acerca de imigrantes. Pero no es acerca de la travesia que esa pareja de Colombia tuvo para llegar de sudamerica a la Yoni, es la historia que se desarrolla que es lo interesante, si cualquier cosa el viaje esta en segundo plano. Es mas universal que nosotros, y tan humana como cualquiera. No voy a contar la historia por si la quieren ver, pero esto si les digo: todos aplaudimos, Ben estaba despierto y emocionado de su nueva pelicula favorita y Michael Moore sentado viendo cada uno de los creditos.